Tú tienes la serenidad de una pradera.
Tu corazón palpita en mi sueño como la ausencia
Del hijo pródigo.
No necesito pensarte porque eres la permanencia
De la marea de flama de los signos que irradias
Gacela protegida por el manto de seda de tu enigma.
Tú me traes el aroma de antiguos cortejos.
Por ti mi delirio se adhiere a la rosa inmortal del cielo
Que es tu don de virgen del bosque.
Tú me traes un sol de siete delirios
Y una galaxia de veintitrés deseos.
Tú te pareces al paraíso.
Lumbre de mi Reino Oscuro
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