Tú eras insomne cuando niña. Una
desgarradura, una herida te inmolaban.
Te rodeaban animales de felpa
impregnados de una gran leyenda.
Luego te hiciste grande en tu inocencia, para contemplar tu nacimiento desde la oquedad de un árbol.
Ahora, un desierto madura en tu vida .
Un dolo de oro en tus gestos, venera el ojo de tu amor que huye como una raíz espantada por la desolación.
Un dolo de oro en tus gestos, venera el ojo de tu amor que huye como una raíz espantada por la desolación.
Viene a mi sueño un bello augurio, después de pasar los umbrales de tu delirio:
Un coro de niñas, con gestos solares, hacen del día el milagro, el canto sobre la tierra de nadie.
También me gusta este poema Querido Jairo.
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